Yo sólo decía que la
noche me afecta, que no digo dos frases coherentes seguidas. Que antes, el
dolor, asustaba. Ahora sólo es un viejo compañero más que se ha sumado a la
soledad, a la depresión y a mi alma. Que tener la certeza de estar triste por
un día más se convierte en rutina. Que mentir a todos y cada uno de los “¿estás
bien?” cada vez es más sencillo y dudo menos en hacerlo. Que, por sonreír, no
cambia el interior ni la oscuridad. Que ya no es sólo refugiarse en la música,
es formar parte de ella; y eso me gusta. Que ya todas las historias que imagino
acaban con un final roto, como este.